Estamos llenos de expectativas de manera inconsciente.
Esperamos que el amor dure toda la vida, esperamos encontrar trabajo nada más acabar los estudios, esperamos que nos hagan contrato indefinido casi nada más empezar a trabajar, esperamos que la persona que está ante un mostrador nos salude conforme entramos, esperamos que alguien nos sujete la puerta cuando vamos cargados….
Y cuando las expectativas no se cumplen nos frustramos, enfadamos, ofendemos…
E igual que nosotros tenemos expectativas, los demás, también tienen expectativas sobre nosotros. ¿No te ha pasado alguna vez que alguien te ha dicho “no esperaba esto de ti”, “no esperaba que reaccionaras así”, o cosas similares?
Las personas tienen expectativas sobre cómo deberíamos comportarnos y muchas veces, nosotros no somos conscientes de ello, pero ¿Te has dado cuenta de que esas expectativas van siempre a su favor?
A veces actuamos conforme a esas expectativas buscando la aceptación, la simpatía, el reconocimiento, el afecto, que son a la vez expectativas nuestras.
¿Qué tal si dejas las expectativas a un lado y ese chantaje emocional que esconden? El cielo no se caerá sobre tu cabeza, ni la tierra se abrirá a tu paso.

*Empieza a observar en tu vida las expectativas que te rodean, las propias y las ajenas. Te puedes sorprender.
*Reconoce lo que realmente te apetecería hacer en lugar de cumplir con esa expectativa. Quizá alguien espera que tú laves los platos, pero a ti lo que te apetece es ver la tv.
*Explora cuántas cosas haces en la vida porque quieres y cuántas haces por obligación, compromiso adquirido, buscando aprobación, por quedar bien o por temor al qué dirán si haces lo que te apetece.
*Sé sincero contigo. Prueba a hacer las cosas que realmente te apetece hacer, que no tiene por qué dañar o molestar a los que te rodean, y tómate la vida con la libertad y el respeto hacia ti mismo y al Ser que eres.
Y si te da qué pensar lo que puedan decir los demás por tu nuevo comportamiento, no te pierdas este vídeo: https://youtu.be/V5ET2uRppYw